TRES FORMAS DE EQUILIBRAR TU LIDERAZGO FORTALECIENDO LA ENERGÍA FEMENINA EN LA EMPRESA

¿Encuentras frustrante la forma en la que se asume debería ser el mundo laboral? Yo sí, muchas veces.  Estamos obsesionados con los resultados, y lo entiendo, nadie abre una empresa sólo para pasarla bien, siempre hay un objetivo, un resultado en mente. Algunos buscan la independencia económica, crecer el oficio familiar, ayudar a la sociedad, consolar a un ego herido o ganar excesivas cantidades de dinero.

Toda empresa tiene, y si no lo tiene debería desarrollar, un objetivo. «No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va» dijo Séneca. Y coincido. También creo que, a veces, dejarse llevar un poco por el viento se disfruta.

Si trabajas en una empresa, seguro tienes objetivos, planteas escenarios deseados, defines estrategias para alcanzarlos, desarrollas y eres medido por indicadores para verificar tu avance, diseñas y participas de procesos, cuentas con máquinas y herramientas que te permiten hacer más con menos. Formas parte de un equipo de trabajo, buscas capacitarte para ser más eficiente, para enfocarte mejor en tus logros, en los detalles. Todo parece girar en torno a tu desempeño y a las distintas formas en que logras hacerlo todo mejor, más rápido y con menos recursos.

La tecnología es un excelente aliado para el crecimiento:

La tecnología ha resultado un excelente aliado para el crecimiento de las organizaciones, además, respalda nuestro modelo de trabajo actual: te permite ser más exacto, más rápido, y establecer puntos de seguimiento y control más precisos.

Como sociedad, esta dinámica laboral nos ha permitido lograr cosas que creíamos imposibles. Pero, en lo personal, me hace sentir que debo correr, a toda velocidad, sobre una banda que no se detiene nunca, que cada vez avanza más rápido, y sobre la cual aparecen, todos los días, nuevos y más altos obstáculos.

No me mal entiendas, me encanta el ejercicio cardiopulmonar tanto como a cualquiera, y aun así, en exceso es agotador y el cuerpo lo resiente tarde o temprano.

¿Comienzas tú a notar este agotamiento? ¿Cuándo fue la última vez que lograste saborear, con calma y con tiempo, tu primera taza de café? ¿Cuándo fue la última vez que conviviste con tus compañeros de equipo sin otro fin que el de disfrutar de la compañía de otro ser humano? ¿Sin pendientes, sin revisiones, sin indicadores? ¿Cuándo fue la última vez que te tomaste, todo lo relacionado al trabajo, con calma? ¿Sin estar siempre disponible, siempre activo, siempre proactivo o siempre esforzándote?

Ejerce tu liderazgo desde el equilibrio

La energía masculina, presente tanto en hombres como en mujeres, pues va más allá del género, ha permeado y definido el mundo laboral. Esta energía se distingue por ser directa, enfocada en resultados y logros, proactiva, lógica, racional, controladora, competitiva, autoritaria, rápida y estructurada. Es una energía seria, centrada en el trabajo duro, en el esfuerzo.

¿Qué tiene de malo? Nada. Pero, como dijo el bueno de Aristóteles, la virtud se encuentra en el punto medio, cualquiera de los extremos se hace vicio.

Llegado este punto, puede que pienses “Es que así es el mundo, y así son las empresas. Esa es la manera de progresar, de avanzar, de lograr cosas” Pero me atrevería a decirte que no, no es así. Es la manera en la que lo hemos hecho hasta ahora, pero no es la única; y a pesar de sus innumerables beneficios, esta forma de entender y actuar en el mundo y en las empresas ha desequilibrado a nuestro planeta, y nos ha desequilibrado a nosotros.

Te propongo ejercer tu liderazgo desde el equilibrio; aprovechando la estructura, proactividad y dirección que caracterizan a la energía masculina, al tiempo que rescatas las bondades de la energía femenina que, ojo, no es exclusiva de las mujeres, y en muchas ocasiones, puede encontrarse con igual o mucha más fuerza en hombres.

Características de la energía femenina y cómo pueden beneficiarte a ti, a tu equipo y a tu organización:

1.     Fluir y confiar

Mientras que la energía masculina, estructura y controla, la energía femenina fluye y confía. Piensa en los nuevos edificios, esos rascacielos colosales que construyen sobre cimientos que de alguna forma son flexibles. A primera vista, pueden parecer inseguros, pues ante fuertes vientos y sismos se balancean de un lado a otro, pero es precisamente esta cualidad la que les permite mantenerse en pie, más que si tuvieran estructuras rígidas que se resquebrajarían con el movimiento intenso.

Ejercer tu liderazgo desde la confianza y fluyendo con el entorno laboral puede sonarte como algo ingenuo; especialmente con desarrollos contemporáneos como el Data Analysis o Ciencia de Datos, mediante la cual buscamos poder prevenir, controlar y solucionar con certeza los problemas de todas las áreas de la empresa. Sin embargo, el control en un mundo como el nuestro siempre ha sido una ilusión humana. Piénsalo ¿Qué pasó con los planes, programas, perspectivas y presupuestos cuidadosamente desarrollados por tu empresa antes de la pandemia?

Para fluir y confiar como líder y en tu empresa, no es necesario tirar por la ventana tus proyecciones o tus planes (Es muy probable que nuestra realidad tan cambiante se encargue de hacer eso por ti). Para fluir y confiar en las organizaciones, busca ser como un abeto.

El abeto es una planta de tronco muy alto, entre 20 y 50 metros, pero puede llegar a medir hasta 60. Lo verás resistiendo fuertes vientos gracias a que su tronco es flexible, no rígido. Pero, sobre todo, los abetos triunfan ante las inclemencias del clima, porque sus raíces son profundas.

Tal como el abeto, busca que las raíces de tu equipo, de tu empresa, sean profundas. ¿Cómo trabajas para que las raíces sean profundas? Fortalece los valores, la motivación, la comunicación, el afecto y los vínculos dentro de tu organización. De la noche a la mañana, tu modelo de trabajo, tu estructura, tus procesos, tu materia prima y hasta tu producto o servicio pueden colapsar por una sopa de murciélago al otro lado del mundo. Así es esto. Enfócate en que tu estructura sea flexible, pero tus raíces profundas.

Dedica energía y atención, que en el mundo laboral suelen traducirse como tiempo y recursos, a fortalecer la unión, la comprensión, la empatía, la comunicación y los valores de tu empresa. Hazlo y después, fluye con las circunstancias del entorno y confía en tus raíces.

2.     Emoción e intuición

En el mundo laboral, hablar de emoción e intuición todavía levanta varias cejas en muestra de incredulidad; pero esto es porque hemos aprendido que toda decisión en el trabajo debe hacerse de manera lógica, considerando todos los escenarios posibles, identificando todo pro y contra, antes de decidir. Este desglose e investigación previos, puede ser tan estresante como la toma misma de la decisión y suele generar la famosa “parálisis por análisis”.

Sin embargo, durante este análisis, no solemos considerar lo que sentimos, lo que intuimos, la emoción que cada escenario despierta en nosotros; por lo que estamos dejando fuera una valiosa fuente de información.

Te propongo que, la siguiente vez que te encuentres ante una decisión, especialmente si esta decisión va a impactar en tu equipo de trabajo, te des el tiempo de pensar en cada alternativa que estás considerando y sentirla en tu cuerpo ¿Qué emociones despierta cada escenario? ¿Es entusiasmo, es cansancio, es miedo, es esperanza, es tristeza? ¿Una combinación de todas? ¿Dónde sientes esta emoción? ¿De dónde viene? ¿Por qué crees que te estás sintiendo así ante tal o cual escenario? Respira, siente y escucha a tu cuerpo ¿Qué te dice?

Piensa que la corteza prefrontal, esa que te permite ser un ser humano lógico y analítico, no lleva en la estructura humana una cuarta parte del tiempo que llevan los centros emocionales de nuestro cerebro. La emoción también guarda sabiduría.

3.     Concentrarse en el camino

Finalmente, pero no por ello menos importante, cuida y disfruta el camino. También te ayudará a fortalecer tu liderazgo en la empresa y en tus actividades.

Mientras que la energía masculina se enfoca en el resultado, la energía femenina se concentra en el camino; y esto implica, entre otras cosas, que sí importa el cómo alcanzamos nuestros resultados: el fin no justifica los medios. Como líderes, como empresa, no somos únicamente lo que alcanzamos, sino también las estrategias y decisiones que tomamos para llegar ahí. El camino, debe representar nuestros valores.

Por otra parte, concentrarse en el camino, implica disfrutar del momento presente. El resultado puede llegar o no, pero el camino es hoy.

Como líder, una manera de concentrarte en el camino, es durante la famosa Evaluación del desempeño de tu gente. Si estás a cargo de personal, probablemente tengas muy presentes los indicadores y resultados que los miembros de tu equipo deben alcanzar. Esto es energía masculina, pues se centra en el resultado, para equilibrarlo, no pierdas de vista el camino que recorrió tu gente en la búsqueda de su meta ¿Trabajó con pasión, con respeto hacia sí mismo, hacia sus compañeros y hacia la empresa? ¿Puso lo mejor de sí? ¿Superó algún miedo? ¿Fue feliz e hizo a otros felices durante ese tiempo?

Al concentrarte en el camino, te das cuenta de que todo cuenta. Si reconozco sólo el resultado, estoy observando la capa más superficial del proceso.

Para finalizar:

Fortalecer tu liderazgo, en un ambiente como el nuestro, implica superar antiguos paradigmas. Prestar atención y ejercitar cualidades que estaban dolorosamente descuidadas. Bájate de la caminadora que avanza a toda velocidad, detente y observa. No eres una máquina, nadie en tu equipo ni en tu empresa lo es. Conecta con el resto de tu cuerpo, no intentes ser lógico, estructurado y enfocado todo el tiempo.

Aprende a trabajar con lo sutil, con lo que no es medible ni visible, pero que sientes en ti y en todo ser humano: los valores, la emoción, la intuición, la pasión, la motivación. Un entorno laboral, y un líder, que ignora la energía femenina, trabaja con la mitad de las herramientas disponibles.

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Un abrazo,

Equipo Decires