¿Has cursado alguna materia sobre “Administración”? Probablemente, sí. Tal vez en el bachillerato tuviste una asignatura similar, que servía como introducción a materias más especializadas. Si tuviste la oportunidad de ir a la universidad y estudiar una carrera profesional, ya sea que tu camino te haya llevado hacia las humanidades, las ciencias de la salud, las biológicas agropecuarias o ni digamos, económico administrativas, es muy probable que en tu programa de estudios se incluyera alguna asignatura relacionada con la Administración.

Es normal. Socialmente asumimos, y de corazón esperamos, que todos nuestros profesionistas terminen desempeñándose en algún ambiente de tipo laboral, en instituciones privadas, de gobierno o emprendimientos personales. Queremos proporcionarles las bases de la gestión de una organización, ya sea porque en un futuro sea su labor administrarlas o simplemente colaborar con ellas o en ellas.

La Administración a la Mesa de las Ciencias

Un elemento esencial en cualquier materia o curso que busque cubrir las bases de la Administración, es su contexto histórico, pasando obligatoriamente por la aportación de Frederick Winslow Taylor y sus famosos principios de la Administración Científica. Este punto en su historia le ganó a la Administración un asiento en la Mesa de las Ciencias, y tenemos que recordar que, para ese momento en la historia de la humanidad (1911), las ciencias comenzaban a ocupar su lugar de honor en la mente de todos como propulsoras de la sociedad.

Pero ¿Qué implica que la Administración sea ahora “Científica”? Implica que ahora se utiliza el pensamiento sistematizado y métodos científicos para mejorar la eficiencia de las organizaciones. Si te transportas a tus clases de primaria, donde se te presentó por vez primera al método científico, recordarás que éste plantea que la base para obtener (o generar) nuevo conocimiento inicia con la observación sistemática de una situación controlada. Esto es, para las ciencias empíricas, las cuales tienen como fin comprender los hechos que rodean al ser humano y a la naturaleza (aquí entra la Administración), la comprensión nace de lo que se puede observar.

El Método Científico

Esta aceptación al método científico nos ha programado a comprender y explicar el mundo, no sólo desde los laboratorios, sino en el día a día, a partir de lo que podemos ver. La Administración y las empresas no han sido la excepción. En las organizaciones, todo discurso que representa el estado ideal (los objetivos, la filosofía, las metas, los compromisos) está plagado de cualidades derivadas del método científico como planeación, evaluación, análisis, indicador…

De lo visible a lo no visible

Si has leído alguno de nuestros artículos anteriores probablemente adivines hacia dónde nos dirigimos con todo esto. Si es tu primera vez en el Blog Deciroso, tal vez esté a punto de presentarte una óptica diferente a través de la cual comprendernos a nosotros y a todo lo que nos rodea. Si llegaste hasta aquí es porque estás resonando en esta dirección. Felicidades, estás justo donde tienes que estar.

En el Universo, en el ser humano y en todo lo que existe a tu alrededor hay más que sólo lo que puedes ver. “Pero ¿Hay más ‘qué’?” te preguntarás. “Más ‘todo’. Más dimensiones, más fuerzas, más energías, más espacio, más tiempo”. Simplemente más de todo. Las leyes, de la física y de la química, que conoces desde pequeño y que explican todo lo que ves, explican sólo la parte que es perceptible por tus sentidos.

 El científico al borde del lago

Imagina a un científico en la orilla de un gran lago. A varios kilómetros puede ver lo que para él es una esfera plateada y brillante. Del tamaño de un balón de básquetbol. Esta “esfera” rompe la superficie del agua, sin salir totalmente de ella. Esto es todo lo que nuestro científico, en la orilla, puede ver. Entonces comienza a medir (porque así son los científicos) el tiempo entre cada aparición de la esfera, los segundos que permanece “asomada”, las temporadas del año en que aparece más y menos seguido. Finalmente, nuestro científico puede predecir casi a la perfección, el comportamiento de su querida esfera.

Nuestro científico, que se queda con lo que puede ver desde su lugar, nunca sabrá si su esfera es la cabeza de algún animal marino, el monstruo del lago Ness, o el viejo y olvidado casco de un buzo. Del mismo modo, intentar explicar lo que nos rodea y a nosotros mismos, sólo a partir de lo que podemos ver, no puede brindarnos una comprensión real y completa de lo que somos.

Lost in translation – Lo que se pierde en la traducción

En la sociedad y específicamente en la empresa, ha permanecido, y recientemente crecido, la iniciativa por incluir elementos no visibles. Comenzamos a escuchar hablar entonces de motivación, de competencias, de satisfacción laboral. Estos elementos no se pueden ver, podemos identificar los circuitos cerebrales que participan de estos procesos, se han desarrollado instrumentos que buscan medirlos, se diseñan estrategias que intentan reproducirlos, generarlos. Pero, finalmente, sólo podemos observar indicios a través del comportamiento de las personas.

Es decir, buscamos cualquier forma para hacer de lo no visible, algo visible.  Y es comprensible, queremos incluir en la empresa estos elementos que consideramos valiosos, pero sabemos que tenemos que encontrar una forma de que encajen en el esquema general de las cosas. En el paradigma actual. Entonces “los traducimos”, pero cualquiera que sepa de idiomas, sabe que siempre se pierde algo en la traducción.

El tema del Bienestar

Cuando no podemos traducirlos y, por lo tanto, no podemos acercarlos a la estructura, al core de la organización, agregamos a estos elementos como extras, como toppings a nuestro helado. Entonces tenemos, por ejemplo, al bienestar, algo invisible y no siempre fácil de traducir a “corporativo”, como un topping. Prácticas como disponer de snacks saludables para el personal, ofrecer a los colaboradores clases de yoga, organizar jornadas de salud mental, incluir plantas a las oficinas… entre muchas otras.

No me mal entiendan, probablemente, muchas de estas prácticas tienen un impacto positivo para el personal que participa de ellas. Sin embargo, la esencia del trabajo, se mantiene.

Nuestra propuesta

¿Cuál es nuestra propuesta? Cuestionar esta “esencia” que ha mantenido el Trabajo (en mayúsculas), apoyándonos de los esfuerzos de otros que también han buscado integrar a la médula de las organizaciones el respeto, consideración y uso de los recursos no visibles. Modificar la proporción de energía que ha perdurado en las organizaciones hasta ahora, y optar por una visión más equilibrada. Reconocemos que no es camino fácil, pero el recorrido ya viene empezado.

En su momento, las Ciencias también llegaron a un punto en el que cuestionaron el orden existente, el estatus quo de la realidad. Cambiaron nuestra forma de ver el mundo y a nosotros mismos. Nos llevaron a un siguiente nivel, pero la transformación es cíclica, no en línea recta. A nuestro alrededor hay evidencia abundante de que el cambio ya inició. Y en Decires, no podíamos quedarnos atrás.

Pronto estaremos compartiendo a nuestros suscriptores una primera charla donde abordamos estos temas y ahondamos en nuestro método para integrar en tu organización lo no visible. ¿Te interesaría recibirla? El siguiente link te llevará a nuestra caja de suscriptores. Déjanos tus datos y únete al viaje con nosotras.

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Un abrazo,

Equipo Decires